Primordialmente es necesario acotar un factor actual e imprescindible: La primavera Árabe.
Durante décadas todas las naciones del Cercano Oriente y del Norte de África se han encontrado reprimidas por regímenes dictatoriales, razón por la cual, el pueblo buscando mejoras en la calidad de vida y una transición democrática, ha recurrido a realizar manifestaciones masivas antigubernamentales. Las primeras protestas se llevaron a cabo en Túnez, “contagiándose” luego naciones como Egipto, Argelia, Bahréin, Yemen, Jordania, Libia y Siria.
En el caso de la República Árabe de Libia, por factores internos, se ha ocasionado una guerra civil, lo cual ha afectado severamente la producción de dicha nación petrolera. Cabe señalar que la República Árabe de Libia es el 8vo productor de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPO), suministrando 1.5 millones de barriles diarios al mercado europeo, sin embargo, actualmente la producción y exportación es nula.
Según la Ley de Oferta y Demanda, al disminuir la oferta petrolera por parte de Libia, los precios petroleros del mercado internacional suben indefinidamente, afectando a naciones que requieran comprar dicho hidrocarburo (Sube el precio de la gasolina y otros productos derivados, surge un posible desequilibrio de la balanza comercial, etc.…), sin embargo, se comienzan a beneficiar inmensamente otras naciones que se dediquen a la venta del petróleo, pues sus ingresos aumentan radicalmente, como es el caso de Venezuela, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Arabia Saudita, Irak entre otros miembros de la OPEP.
Cabe acotar que debido a sus complejas políticas de pacificación y sus nexos con Irán y Hezbollah, el presidente sirio Bashar Al-Assad, es amado y odiado por la población árabe, tanto en su nación como en las fronteras de la misma, razón por la cual cualquier cambio radical que se lleve a cabo en el gobierno sirio podría amenazar el equilibrio geopolítico de la región.
Diversos acuerdos geopolíticos han sido firmados entre Turquía, Líbano, Siria, Jordania e Irak, razón por la cual, en caso de la implosión del régimen sirio, el nexo socioeconómico Ankara-Beirut-Damasco-Amman-Bagdad se vería sumamente afectado y corrompido, afectando de una manera u otra las relaciones entre dichas naciones, de igual manera los aliados del regimen sirio, Irán, Hezbollah y Hamas sufrirán presiones. Para los tres la pérdida de Siria como aliado regional sería dolorosa para la continuación de su exitosa alianza antiisraelí, lo que podría desestabilizar a toda la región.
Hay que señalar que las fronteras de la República Árabe de Siria son Turquía, Jordania, Irak, Líbano e Israel, entonces, en caso de que haya un cambio político radical en Siria todas las naciones fronterizas podrían desestabilizarse, perjudicando su producción petrolera y haciendo que los precios del mercado internacional se disparen aún más que en Libia, por supuesto, sin contar la creación de una posible guerra....